Sí, estoy frustrado conmigo mismo otra vez. ¿La razón? La misma de
siempre, la de todos los días, la que espero que no sea de toda la vida. Soy un
ser introvertido en esta dimensión, la cual es mayormente liderada por
extrovertidos. Es verdad, acabo de tener una entrevista de trabajo, y por mucho
conocimiento y experiencia que tenga (con relación a muchos de mis compañeros
de carrera), el último en adquirir un trabajo soy yo.
En la entrevista pude haber dicho que tenía un nivel de autismo tan
bajo que casi es imperceptible pero que se hace evidente al entrar en
situaciones de estrés como esa, que tengo ya diagnosticado un mutismo selectivo
que no se quita ni con medicamentos, que soy una persona introvertida que se
atrevió a aceptar esa entrevista porque el puesto demandará que me desarrolle
tanto a nivel laboral, social como personal y que soy totalmente capaz de interactuar
con las personas. Pero claro, no es de esperarse que todo este diálogo sólo
ocurrió en mi cabeza, porque en realidad lo que pasó es que, a mi percepción,
sólo pensaron que mentí en mi cv en cuanto a mi nivel de inglés, pues me trabé
al hablar, y no sólo en inglés, porque como ya había entrado en crisis, también
se me dificultó hablar en español.
Si tan sólo fuera una persona extrovertida, sería tan fácil e inclusive
podría asegurar que el puesto ya es mío. Muy probablemente, también hubiera sido fácil haber
hablado sobre mi vida en el nuevo grupo al que me uní, un círculo de mujeres, y
así podrían haberme dado palabras de consuelo o apoyo acerca de las heridas de
la vida que yo misme les hubiera mostrado en mis manos.
Seguramente, también hubiera dado un gran discurso de agradecimiento
cuando me abotonaron como socia oficial de mi club Rotaract, enfatizando en
cada fortaleza que veo en cada persona que compone el club y lo que he
aprendido de cada una de ellas, diciéndoles lo mucho que las aprecio,
finalizando con una gran frase motivacional para que nuestro club siga
creciendo con esa misma o mayor fuerza de unión.
Aseguro sin temor a equivocarme, que me regañaría mucho menos mi
abuela, pues a su parecer, no hablar con las personas sólo se debe a ser huraño
y no tener educación, y no al hecho de que a los introvertidos se nos dificulta
de manera inimaginable, interactuar con cualquier persona.
Hablando de ella y de mi familia en general, les garantizo que ellos
sabrían cuánto significan para mí, lo maravilloso que veo en cada uno de ellos
y les haría alguna que otra sugerencia para tratar de hacerles ver lo que a mi parecer,
podrían mejorar en sus vidas personales.
Trato de ser un tanto transparente y hablar de la incomodidad y cansancio
que me provoca estar en ambientes con muchas personas desconocidas para mí, así
sea una conferencia, una fiesta, un concurso, un evento de networking, un curso
nuevo, en fin, eventos donde tengo que ser un ser abierto al diálogo, de
aspecto amigable y siempre con una buena plática para conocer al otro. Pero al
hablar de ello, no me creen y hasta tienen el atrevimiento de reírse de mí,
percibo que son seres carentes de empatía. Exacto, hablo de los extrovertidos
con los que me relaciono a diario.
Quisiera agradecer infinitamente a esas amigas y amigues que han
empatizado conmigo acerca de toda esta gran crisis interna. Sé que han pasado
por situaciones similares o al menos, entienden que realmente, en un mundo de
extrovertidos, ser introvertido es difícil.
A veces es tremendamente cansado vivir en un sitio donde tienes que
relacionarte con las personas y además de eso, desconfiar un tanto de ellas,
porque recordemos que la ciudad de México tiene un alto porcentaje de inseguridad.
Pero no todo es negativo en nuestro mundo introvertido, llegar a tener
un basto conocimiento sobre nuestra propia persona, ser calmado, analítico, realmente
escuchar a la persona con quien mantienes una conversación realmente
trascendental, tener el placer de disfrutar de la soledad, son algunas de
nuestras ventajas.
La lista puede seguir, pues seleccionamos mejor a las personas que
creemos que son dignas de escuchar nuestras opiniones, podemos percibir con
mucha mayor facilidad los pequeños detalles en las personas o en ciertas
situaciones, es tan grandioso nuestro cerebro que inclusive podemos procesar
una mayor cantidad de información, de hecho, científicamente usamos más áreas
del cerebro que los extrovertidos; tenemos una mayor habilidad para la mejor
toma de decisiones y resolución de problemas complejos, una gran capacidad de
introspección, somos mejores candidatos para convertirnos en expertos en temas
de interés, independientes al actuar, tenemos una visión holística que aprecio
con toda mi esencia, un mayor autocontrol en situaciones de estrés, e
irónicamente y muy a pesar de todo, somos mejores líderes porque realmente
escuchamos y tomamos en cuenta las opiniones de nuestro equipo de trabajo.
Así que (como Ximena Sariñana
cantaría), ¿Qué tiene? Sí, la mayoría de las veces nos ven como personas
reservadas sin ánimos de comerse el mundo a mordidas, pero ¿qué creen? Tenemos no
sólo un mundo, sino un universo de pensamientos y emociones que son tan tangibles,
reales y maravillosas, que no pueden describirse ni utilizando todas las
palabras que ustedes, los extrovertidos, manejan tan bien en esta dimensión al
interactuar con el mundo exterior. Somos dueños de dimensiones que ni siquiera
se pueden explicar en esta dimensión en la cual vivimos todos, tanto ustedes
como nosotros. Y eso, es invaluable.