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martes, 23 de junio de 2020

Los peces me enseñaron a snorkelear

En la universidad, conocí a Alejandra, una chica proveniente de Playa del Carmen. Era maravilloso porque conocí ese lugar a través de ella y de su forma de ver la vida, así que no pude resistirme a viajar en vacaciones a Quintana Roo y conocer este bello lugar en persona.

Le pedí consejos para visitar Playa del Carmen de una manera única, sin tantos turistas o lugares convencionales a los que va la mayoría de las personas, sino a un lugar a donde ella le gustara ir a relajarse después de clases, ¿quién mejor que alguien nativo y que ha vivido casi toda su vida ahí?

Me dijo que fuera a Paa Mul, cuyo significado es “Cerro o ruina destruida” porque a escasos metros, hay ruinas de los asentamientos de la cultura maya. Es una playa que queda a unos 30 minutos de Xcaret, yendo a Tulum.

Se percibía un ambiente muy tranquilo y el clima era fresco, ligeramente caluroso. Si han ido a la playa, sabrán que la sensación de conectarse con el mundo a través del cuerpo, sentir cómo la arena abraza cada parte de tí que la toca, sentir cómo te va refrescando el agua del mar a medida que te vas adentrando en su inmensidad, mientras oyes el sonido del oleaje, es inigualable.

Mientras estaba caminando para llegar a un sitio más profundo en el mar, me prestaron un equipo para hacer snorkel. 

Fue ahí donde noté con emoción que, a escasos centímetros de mí, había unos peces que se podían ver a simple vista porque no estaba tan profundo y el agua era increíblemente cristalina.

Tengo que decirte que jamás había snorkeleado, ni siquiera sabía flotar, pero me puse el snorkel y fui a visitar a los peces, había una sensación en mí de dejarme fluir, así que nadar fue algo instintivo, sentí que tenía que dejar de ser espectador del gran paraíso que es la naturaleza y fusionarme con ella, de entablar una conversación con los peces, pero no de manera convencional, sino de una manera abstracta y efímera, fue tan profunda nuestra conversación, que cuando me di cuenta, ya habían pasado muchísimas horas y ya tenía que irme.


miércoles, 20 de mayo de 2020

Morir hoy pero también vivir mañana

Quiero todo y nada a la vez.

Quiero vivir al máximo y quedarme encerrade en casa todo el día.

Salir y descubrir al mundo en un libro pero también en una excursión sin rumbo.

Cuidar lo que como, probar alimentos veganos pero también probar cualquier psicodélico al que tenga acceso.

Irme por un tiempo lejos de mi familia pero también conocerlos mejor, preguntarles cosas que jamás les he preguntado.

Asistir a clase y participar mucho pero también faltar una semana y asistir a eventos de los que nadie se enterará.

Conocer a muchas personas pero también dejar de hablar con absolutamente todos.

Sacar todos mis juegos de mesa y jugarlos hasta terminarlos, aunque juegue sole (como lo hacía antes) pero también buscar cursos online para especializarme en Lean Six Sigma, y así ser más atractive para el personal de RH.

Quisiera ya ser contratade en algún trabajo pero también amo tener tiempo de sobra para centrarme en mí y en el ocio.

Hablar de lo mucho que quiero a mis mejores amigos, pero también mandarlos a la hostia por no contestar los mensajes.

Llorar intensamente porque siento que me he estancado en el 2019 y en este año, pero también agradecerle a la Energía Suprema por darme vida y condiciones muy privilegiadas para desarrollarme.

Morir hoy pero también vivir mañana.

Salir a beber masivamente pero también seguir aquí, escribiendo y escuchando a Billie Eilish mientras pienso en meterme a mi cama y cobijarme.

Tener un fuckbody justo ahora y al día siguiente no tener ni su número registrado, pero también al fin conocer a alguien con quien tener planes de vivir toda la vida.

Inhalar una línea para tener euforia y no dormir en 3 días en los que podré ser turbo creative y llene de emotividad, pero también ser prudente y querer dormir, respetando mis ciclos circadianos.

Postularme a cualquier vacante a diestra y siniestra, pero también confiar en que la vida me llevará a donde necesite crecer, sin que yo lo pida.

Escribir cada detalle de mi vida en mi diario, pero también escribir sólo lo más imprescindible.

Jugar todo el día sin tener que preocuparme por nada, pero también planear cada actividad que tengo que hacer los días siguientes.

Repasar mi vida, compararla con la de los demás y ver que no he hecho ni la mitad de lo que elles han hecho, pero voltear a ver a tantas personas que tienen el doble de años que yo y su pensamiento y vida son iguales a la mía pero hace algunos (muchos) años atrás y sentirme con mucho orgullo de todo lo que he hecho y en lo que me he convertido.

Hacer cosas que hacía de pequeñe pero tener pensamiento de persona grande y sabia.

No sé si en este momento estoy perfectamente en equilibrio o en un terrible desequilibrio, pero sólo espero que esto sea normal.

viernes, 31 de enero de 2020

El mundo es de los extrovertidos, el universo, de los introvertidos


Sí, estoy frustrado conmigo mismo otra vez. ¿La razón? La misma de siempre, la de todos los días, la que espero que no sea de toda la vida. Soy un ser introvertido en esta dimensión, la cual es mayormente liderada por extrovertidos. Es verdad, acabo de tener una entrevista de trabajo, y por mucho conocimiento y experiencia que tenga (con relación a muchos de mis compañeros de carrera), el último en adquirir un trabajo soy yo.

En la entrevista pude haber dicho que tenía un nivel de autismo tan bajo que casi es imperceptible pero que se hace evidente al entrar en situaciones de estrés como esa, que tengo ya diagnosticado un mutismo selectivo que no se quita ni con medicamentos, que soy una persona introvertida que se atrevió a aceptar esa entrevista porque el puesto demandará que me desarrolle tanto a nivel laboral, social como personal y que soy totalmente capaz de interactuar con las personas. Pero claro, no es de esperarse que todo este diálogo sólo ocurrió en mi cabeza, porque en realidad lo que pasó es que, a mi percepción, sólo pensaron que mentí en mi cv en cuanto a mi nivel de inglés, pues me trabé al hablar, y no sólo en inglés, porque como ya había entrado en crisis, también se me dificultó hablar en español.

Si tan sólo fuera una persona extrovertida, sería tan fácil e inclusive podría asegurar que el puesto ya es mío. Muy probablemente, también hubiera sido fácil haber hablado sobre mi vida en el nuevo grupo al que me uní, un círculo de mujeres, y así podrían haberme dado palabras de consuelo o apoyo acerca de las heridas de la vida que yo misme les hubiera mostrado en mis manos.

Seguramente, también hubiera dado un gran discurso de agradecimiento cuando me abotonaron como socia oficial de mi club Rotaract, enfatizando en cada fortaleza que veo en cada persona que compone el club y lo que he aprendido de cada una de ellas, diciéndoles lo mucho que las aprecio, finalizando con una gran frase motivacional para que nuestro club siga creciendo con esa misma o mayor fuerza de unión.

Aseguro sin temor a equivocarme, que me regañaría mucho menos mi abuela, pues a su parecer, no hablar con las personas sólo se debe a ser huraño y no tener educación, y no al hecho de que a los introvertidos se nos dificulta de manera inimaginable, interactuar con cualquier persona.
Hablando de ella y de mi familia en general, les garantizo que ellos sabrían cuánto significan para mí, lo maravilloso que veo en cada uno de ellos y les haría alguna que otra sugerencia para tratar de hacerles ver lo que a mi parecer, podrían mejorar en sus vidas personales.

Trato de ser un tanto transparente y hablar de la incomodidad y cansancio que me provoca estar en ambientes con muchas personas desconocidas para mí, así sea una conferencia, una fiesta, un concurso, un evento de networking, un curso nuevo, en fin, eventos donde tengo que ser un ser abierto al diálogo, de aspecto amigable y siempre con una buena plática para conocer al otro. Pero al hablar de ello, no me creen y hasta tienen el atrevimiento de reírse de mí, percibo que son seres carentes de empatía. Exacto, hablo de los extrovertidos con los que me relaciono a diario.

Quisiera agradecer infinitamente a esas amigas y amigues que han empatizado conmigo acerca de toda esta gran crisis interna. Sé que han pasado por situaciones similares o al menos, entienden que realmente, en un mundo de extrovertidos, ser introvertido es difícil.

A veces es tremendamente cansado vivir en un sitio donde tienes que relacionarte con las personas y además de eso, desconfiar un tanto de ellas, porque recordemos que la ciudad de México tiene un alto porcentaje de inseguridad.

Pero no todo es negativo en nuestro mundo introvertido, llegar a tener un basto conocimiento sobre nuestra propia persona, ser calmado, analítico, realmente escuchar a la persona con quien mantienes una conversación realmente trascendental, tener el placer de disfrutar de la soledad, son algunas de nuestras ventajas.

La lista puede seguir, pues seleccionamos mejor a las personas que creemos que son dignas de escuchar nuestras opiniones, podemos percibir con mucha mayor facilidad los pequeños detalles en las personas o en ciertas situaciones, es tan grandioso nuestro cerebro que inclusive podemos procesar una mayor cantidad de información, de hecho, científicamente usamos más áreas del cerebro que los extrovertidos; tenemos una mayor habilidad para la mejor toma de decisiones y resolución de problemas complejos, una gran capacidad de introspección, somos mejores candidatos para convertirnos en expertos en temas de interés, independientes al actuar, tenemos una visión holística que aprecio con toda mi esencia, un mayor autocontrol en situaciones de estrés, e irónicamente y muy a pesar de todo, somos mejores líderes porque realmente escuchamos y tomamos en cuenta las opiniones de nuestro equipo de trabajo.

 Así que (como Ximena Sariñana cantaría), ¿Qué tiene? Sí, la mayoría de las veces nos ven como personas reservadas sin ánimos de comerse el mundo a mordidas, pero ¿qué creen? Tenemos no sólo un mundo, sino un universo de pensamientos y emociones que son tan tangibles, reales y maravillosas, que no pueden describirse ni utilizando todas las palabras que ustedes, los extrovertidos, manejan tan bien en esta dimensión al interactuar con el mundo exterior. Somos dueños de dimensiones que ni siquiera se pueden explicar en esta dimensión en la cual vivimos todos, tanto ustedes como nosotros. Y eso, es invaluable.

lunes, 7 de octubre de 2019

Un inesperado encuentro con el amor consumado


Ok, hace mucho tiempo que no escribo porque me ocurrieron varias malas experiencias en temas de relaciones amorosas. Experiencias que no fueron del todo malas pero me dejan un tanto arqueada de tener este tipo de relaciones.

No esperaba que algún ser humano fuera tan inquietante en todo ámbito que quisiera saber absolutamente todo de él, y jamás cansarme de sus historias, pero inesperadamente, ocurrió.
Empecé a hablar mucho con alguien, mucho en cuanto a contenido porque en frecuencia, era esporádico. Por alguna razón me daba pena hablarle incluso por mensaje, pero lo hice.

Todo comenzó con un ― ¿Sabes cuánto pesa un oso polar?― ―No, no sé― ―Lo suficiente como para romper el hielo―. Funcionó… por lo menos hasta que dejó de contestarme por varios meses, …y cuando uno ya no espera respuesta alguna, la vida te sorprende.

Tenemos tantos gustos, disgustos, sentimientos y pensamientos en común, que empezamos a frecuentarnos más, es emocionante conocerle.

Estamos, como sociedad, tan acostumbrados a que si esto pasa, la amistad la confundimos con amor (en plan pareja), olvidando que las relaciones más fuertes y duraderas son las de nuestros amigos, que siempre estarán ahí para ti, sin juzgarse y aprendiendo uno del otro (en verdad, las buenas amistades duran muchos años)

¿En qué momento de la vida olvidé cómo es que surgen las mejores amistades, de esas con las que puedes hablar tan profundamente y a los 5 minutos, reírse de cualquier estupidez?



De esa clase de amistad que traspasa barreras, que trasciende tiempo y espacio, en donde pasas tanto tiempo con alguien y lo disfrutas tanto, que te han parecido apenas unos minutos pasajeros en donde no han hecho nada, pero en realidad han hecho de todo. O han pasado tanto tiempo sin verse, que cuando finalmente se ven, parece que todo sigue tal y como se vieron la última vez.

De esa clase de amistad que es mejor conocida como amor consumado, que es como esa clase de paquetes todo incluido, sólo que esta vez incluye afecto, pasión y compromiso en su sentido más puro.

Es una amistad inigualable, y tengo el gran honor de afirmar que he conocido el amor consumado a través de dos personas (en distinto espacio-tiempo), ambas inesperadas, ambas mágicas y maravillosas.

Amistades en las que pienso cuando estoy presenciando algo tan idílico, que quiero que estén conmigo en ese momento, porque percibo sensaciones tan llenas de energía positiva, que se vuelven inefables; pero también amistades en las que pienso cuando estoy pasando por una crisis existencial tan grande, que quisiera quitarme el cerebro, o ser otra persona para parar tanto flujo de pensamientos negativos.

O tal vez no tiene que pasar algo extremo, el caso es que su compañía hace la vida mejor, porque les compartes absolutamente todo, desde anécdotas, risas, tristeza, enojo, tranquilidad, pasatiempos, gustos culposos, hasta secretos que jamás le dirías a alguien más. Amistades para pasar el rato, pasar el día, para pasar la vida y las tantas dimensiones desconocidas del cosmos.

Amistades que te hacen crecer.

Amistades por las que vale la pena vivir.

Amistades que se transforman en amor consumado.

Amistades que trascienden cualquier dimensión del espacio-tiempo.

martes, 22 de enero de 2019

-¿Te gustó el paseo?- -...sí- :)


¿Me creerían si les dijera que sólo hubo una persona que con tan sólo decir una palabra, me cambió la vida?

No lo estoy inventando, es increíble cómo es que cambia tu forma de pensar con tan sólo una pregunta y una respuesta, que podrían ser tan comunes pero que desencadenaron una amplia gama de emociones en mí en un par de minutos.

Jamás me imaginé que llegaría a sentir tanto con una persona desconocida, y al parecer, ella me enseñó más a mí, que yo a ella.

Una noche antes de ir al sitio en cuestión, tuve una pesadilla en donde yo me encontraba encerrada en ese lugar, y soñaba que me ayudaban a escapar porque en realidad no pertenecía allí.

Después de visitarla, me sentí tan vulnerable, tan llena de felicidad pero al mismo tiempo, tan empática con esa soledad en la que vivía ella a diario.

Mi resistencia a la vulnerabilidad es tanta, que solté a llorar una vez que pronunció su única palabra, la única palabra que me dirigiría porque no tenía la capacidad de decirme algo más sin esforzarse exhaustivamente.

Si alguien está en esas mismas condiciones, no puedes decirle –Oh vamos, tú puedes. Si piensas en que vas a salir adelante con mucho entusiasmo todos los días, vas a lograr salir de esto- . La realidad no es así.  La realidad es que no puedes salir de ello, nadie nunca te lo dice, pero es cierto. Si no eres realista, no puedes ver hacia adelante, porque no te estás dirigiendo a algo posible, sólo estás creando ilusiones que jamás podrán ser alcanzadas.

Y es triste, porque no puedes decirle eso. Sólo puedes desear que no sufra tanto en lo que le resta de vida y te invade una soledad que no es tuya, y que no le deseas a ningún ser humano.

Hay una frase que dice:
 –Lo único que no tiene solución, es la muerte-

¿Qué clase de sociedad masoquista en la que estamos viviendo, cree que esa afirmación es cierta?

Nunca puedo responder cuando me preguntan:

–Bueno, ¿Pero tiene solución, no?-.  

Me aprisiona un nudo en la garganta, con ganas de gritarles

– ¿¡Es que no todo tiene solución, no lo entiendes!?-


Pero parece que nadie lo entiende, e irónicamente, no logro comprender la razón de ello.


martes, 6 de septiembre de 2016

Pero no me lanzaré a las vías del tren, porque las páginas me contienen, me atrapan y me impiden irme.

Es la primera vez que me pasa. ¿Cómo es que nadie me advirtió? Ya sé, parece muy lógico.

Pero nunca pensé que fuera así…

Es la primera vez que confío plenamente en alguien. Y esto no va tan bien.

¿Acaso en algún contrato abstracto dice (claramente, pero en letras chiquitas) que la extrema confianza también puede dolerte?

¿Cómo es que la persona más maravillosa que he conocido, también es la persona que más puede llegar a lastimarme? No entiendo cómo es que puede ser tan opuesto.

Ni siquiera puedo verla a los ojos. Siento una enorme tristeza y enojo a la vez, que al hablarle, no sé cómo comportarme, pero es claro que esto ya no es igual. Algo se rompió y me preocupa que jamás se recupere a como era todo antes.

La verdad es que siempre tuve miedo de perderla, porque cuando descubrí que me hacía tremendamente feliz como nadie puede hacerlo, una pequeña parte de mí me advirtió que eso era peligroso, que tenía que cuidarla como a nadie más. Y lo hice. Pero no creo que haya sido suficiente.

Se supone que debería de estar haciendo una hermosa cuartilla acerca de un artículo, algo que me gusta hacer, porque tengo una ortografía y redacción como nadie que he conocido, a menos que sean grandes escritores que admiro. Pero no puedo concentrarme en algo que me gusta hacer, jamás pensé que esto pasaría pero en verdad, si no tienes con quién compartir todo lo que haces, te sientes vacío, te falta algo que no puedes llenar con cualquier cosa…o persona.

Es que quisiera decirte lo mucho que te quiero en mi vida, pero no sé ni cómo hablarte, algo que nunca pensaba cuando quería hablar contigo, sólo lo hacía y ya. 

Pero ahora habita en mí un miedo increíble, justo el mismo que sentía cuando te conocí, y sinceramente no creo que eso sea algo bueno.

Es gracioso hacer esta analogía, pero pareciera que mis sentimientos se han reiniciado, lo más seguro es que sea un mecanismo de defensa, el mismo que quité porque sabía que personas como tú, son únicas, personas por las que vale la pena seguir viviendo en este asqueroso mundo, que me dan esperanza de que aún puedo confiar en la humanidad.

Ahora sólo sé que sólo quedan recuerdos de momentos felices que nunca volverán de nuevo y esos, justo esos, son los peores, no porque en verdad lo sean, sino porque temo que en un largo periodo de tiempo, ya no pasen.

En verdad me causa tanta confusión, no suelo ser dramática si alguien en mi vida se va por un tiempo, o si ya no vuelve. ¿Qué está pasando? Nunca había sentido un nudo en la garganta ni llorado por una amistad, se supondría que esto no pasaría.

Y nada, escribo porque no sé cómo hablarte. Escribo porque no puedo dormir, y porque sé que si no lo hago, explotaré en algún momento del día. 

sábado, 2 de abril de 2016

Buscando los siempres en los jamases

¿Es mejor ser un "genio preocupado" o un "tonto alegre"? Hay estudios científicos que avalan que entre más conocimiento se tenga, mayores son los estándares para llegar a la felicidad y por lo tanto, la mayoría no llega a ser plenamente feliz (entiéndase a la felicidad como algo parcialmente permanente, no como estado de ánimo).

Por ende, se pensaría que la ignorancia nos otorga el regalo de ser felices. Pero, ¿Y si lo que me hace feliz es saber más del mundo y sus trivialidades?...Es una pregunta que deja atrapada mi alma en este mundo lleno de vulgaridades que van acechando a las personas hasta que quedan sumergidas en la ceguera que impide que se acerquen al conocimiento.

Me permito hacer una importante pausa, pues me ha dejado muy impactada la frase -"Si el exceso de educación sirve para prejuzgar y descalificar, entonces es un exceso que no nos sirve de nada, así como todo exceso en la vida es malo"- (Hoffmann, 2015); lo que ahora me deja pensando en si debo de seguir deleitándome de conocimiento y ponerme un límite en el futuro lejano, para prevenir la autodestrucción de mi felicidad.

A veces, tengo que recordarme a mí misma que lo realmente importante de la vida no es saber cómo funciona tal o cual cosa, sino apreciar esos pequeños momentos que nos hacen felices, en donde no puedes controlar tus sentimientos por alguien o por algo, donde surge un sentimiento de emoción, de pasión, de profundo amor, de felicidad, esos que nos hacen sentir que somos libres, en fin, los que hacen que seamos humanos.

No sólo es elemental saber explicar a la perfección cuáles son los procesos bioquímicos que se llevan a cabo cuando te enamoras, cuando se te eriza la piel, cuando te sonrojas, cuando te deprimes, no sólo es buscar artículos que te digan en fabulosos 10 pasos el secreto para llegar a ser feliz, cómo enamorar a alguien a base de recitarle versos de Shakespeare a la persona que quieres, cómo interpretar las obras de arte representadas en pinturas, literatura, esculturas, teatro, arquitectura, cinematografía o música.

Porque la esencia de la vida y, por analogía, de la felicidad; se encuentra en forma de instantes que jamás recuperarás, pero que se quedan en tu mente a manera de bellos recuerdos, por lo tanto, se vuelven eternos, porque siempre estarán ahí.

En conclusión, y como dijo Hoffman, "...todo exceso en la vida es malo", incluso el conocimiento. Así que hay que saber equilibrarse entre pensamientos y sentimientos para alcanzar una felicidad plena, y saber que la esencia se encuentra en algo eterno, algo que siempre tendrás y que en principio fue fugaz, y jamás volverá. 

Por ello, a partir de ahora, busca los siempres en los jamases.


-Hoffman, J. (2015) Estudio sobre la felicidad. Consultado el 1 de abril del 2016, en https://drive.google.com/file/d/0BwFGs3JmlRsRTm9KNENTU1VjRkk/view.